Antes de comenzar he de decir que todo lo que se relatará aquí es una historia basada en hechos reales. Las personas y personajes que aparecerán aquí son actores reconocidos y cualquier parecido con las carácterísticas de los personajes reales son pura coincidencia

Estoy seguro de que muchos de vosotros os sentireis plenamente identificados con esta primera parte del relato




07:15 a.m. Sábado 29 de Octubre de 2.011. Carabanchel Bajo, Madrid.



En una sencilla vivienda de este afamado barrio madrileño un viejo motero se despereza bajo las cálidas sábanas de su cama. Todo está oscuro y en el dormitorio solo se escucha la suave respiración de su mujer que dormitaba junto a él.

.-Llegó el día, pensó intentando abrir los ojos.

Con cierto aturdimiento, fruto de que la noche anterior se acostó muy tarde, se incorpora sentándose al borde de la cama, se pasa las manos por la cara como si con ese gesto pudiese deshacerse de esa sensación de sueño, pesadez y ligero dolor de cabeza.

Los tres whyskies que se tomó la noche pasada con unos amigos se aparecieron de pronto para pasarle la ineludible factura a esas tempranas horas de la mañana.

.-Nada que no pueda solucionar una buena ducha, un café y una aspirina, se dijo.

Se incorporó y comenzó a caminar despacio, con torpeza, y sobre todo con un gran sigilo a la velocidad que sus piernas le permitían avanzar sobre sus pies descalzos entre la densa oscuridad del cuarto sin tropezar con ningún mueble y ayudándose de sus manos que iban palpando suavemente los objetos que reconocía de inmediato guiándole con acierto hacia la puerta.

Asío el picaporte a ciegas. Presionó suavemente hacia bajo abrió la puerta, esta vez con decisión, ya que unos días antes había engrasado las bisagras por recomendación de su esposa y no temía que algún chirrido traicionero la despertase de sus dulces sueños.

Cerró la puerta tras él y se dio cuenta de que su vejiga le estaba pidiendo a gritos que la vaciase, pero al pasar delante de la puerta del dormitorio de su hijo menor no pudo resistir la tentación de entrar arroparle y darle un beso en la frente mientras decía para sí:

.-Es una pena que no puedas venir hoy conmigo hijo, con lo que a ti te gusta salir en moto con tu padre...otro día será.

La vejiga iba a explotar y a la carrera se dirigió al cuarto de baño auxiliar que está en la otra punta de la casa para no hacer ruidos molestos cerca del baño principal que se encuentra pegado a los dormitorios.

Con unos rápidísimos movimientos que se pueden resumir en una cadencia de décimas de segundo y que resultaron extremadamente ágiles para su edad, levantó la tapa, con la mano izquierda tiró hacia abajo del pantalón del pijama y con la derecha agarró su miembro apuntando hacia el centro del amplio agujero que un poco más abajo atinaba a divisar entre las legañas de sus ojos.

Inmediatamente un alivio tremendo comenzó a invadirle mientras escuchaba el sonido del cálido chorro chocando contra el agua del fondo. La sensación era tan placentera que irremediablemente cerró los ojos a la par que con la mano libre rascaba sus nalgas para disfrutar más aún del momento; lo cual fue un error porque perdió de inmediato la concentración y la visión del objetivo apuntado. Consecuentemente la precisión en el disparo se difuminó sin remedio con el trágico resultado de que la trayectoria se desvió de tal forma que parte de la munición impactó fuera de la diana, es decir, en el suelo....

.-Mecagüen......!! Exclamó abriendo los ojos  mirando el desaguisado mientras con un rápido movimiento de muñeca alineaba nuevamente la trayectoria de su instrumento contra el objetivo correcto.

Unas breves y secas sacudidas al cañón fueron el claro indicativo que la munición se había agotado, así que se subió el pantalón y agarrando el palo de la fregona se dispuso a borrar las huellas de los impactos que habían resultado fallidos que se mostraban fuera de la diana destacando claramente en el brillante suelo.

Aunque su orgullo de buen tirador del que presumía se había resentido, se consoló al pensar que nadie se daría cuenta de ello, sobre todo su esposa, que siempre les dice a los avezados tiradores masculinos de la familia que deben calibrar bien sus armas para evitar accidentes y no tener que verse sometidos al uso intensivo de la fregona.


CONTINUARÁ



Saludos


Última edición por SIMULATION el 02 Nov 2011 21:24; editado 1 vez 




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Muy buena la 1ª parte de la crónica; "practicas de tiro al blanco",, jajajajaja,,

 SALUDos
  




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Continúa el relato


El siguiente paso fue asomarse a la ventana a ver que tal tiempo hacía. Era de noche y ni mirando hacia arriba lograba ver nada en este cielo contaminado de Carabanchel Bajo. La intensidad  lumínica de las luces de la ciudad no permite ver ni una estrella, ni nada, así que se quedó con las ganas de ver si estaba despejado o no.

El frío si que lo notó al asomarse a la ventana y tras un rápido vistazo hacia la calle repleta de coches aparcados, algo de basura que cayó del camión de recogida y ni un alma transitando por ella, cerró la ventana y consultó su reloj.

.- Las siete y veinte, dijo.

.-Aún me queda tiempo de sobra para conectar el ordenador, ver la página del tiempo y mirar la Web del club por si hay alguna novedad, pensó.

Mientras consultaba el ordenador tomó el paquete de cigarrillos y cuando iba a encenderse uno pensó:

.-¿Pero qué estoy haciendo; voy a encenderme un cigarrillo antes de desayunar?

Y es que recordó que el médico le ha recomendado en varias ocasiones que redujese el consumo del tabaco, así que devolvió el cigarrillo a su cajetilla a la espera de después del desayuno.

Otra vez en el cuarto de baño auxiliar abrió el grifo de la estrecha cabina de ducha y accedió a ella con la esperanza de que esa rociada de agua templada aliviase un poco ese ligero malestar y acabase por despertarle completamente.

Mientras se duchaba pensaba en la ruta que iba a hacer hoy con sus compañeros y compañeras del club, en la ruta a seguir, en lo bien que lo iban a pasar todos juntos ruteando, en la comida que les esperaba..., en si alguien se retrasaría, en si alguno podría sufrir alguna avería, en si alguien se perdería en algún cruce, en si haría frío, si haría calor, en si los demás lo pasarían bien, en si estaba bien hecha la reserva del restaurante, en si los nuevos sabrían acudir al punto de encuentro, en si todos habrían repostado, si cumpliríamos con el horario, si llegaríamos con tiempo a los encuentros programados, si les gustaría la comida..... y una larga lista de probabilidades que mentalmente repasaba, y aunque estaba acostumbrado siempre le producía cierto desasosiego.

Su mujer le decía en estos casos que se tranquilizase y que no le diese importancia a las cosas, que todo saldría bien y que eso le pasaba por querer tenerlo todo controlado, una forma suave de decirle lo que su madre tantas veces le había repetido: ¡no seas cagaprisas, hijo!

La ducha hizo su efecto y se sintió algo aliviado de su estado resacoso. Un rápido café calentado en el microondas, una aspirina y un cigarrilo le pusieron en órbita enseguida.

Recordó que el médico le había recomendado no tomar café entre otras cosas para regular la tensión arterial, pero en esta ocasión era necesario y se saltó la prescripción ingiriendo una buena taza del amargo caliente y oscuro líquido que le ayudó a entrar en el mundo de los vivos.

También recordó que el doctor le recomendó comer sin sal, hacer algo de dieta, ejercicio, dejar hábitos insanos como la cerveza, el tabaco, las grasas, evitar el estress,.....

Le vinieron a la cabeza las palabras que el doctor le dijo:

.-Tienes 50 años, la tensión la tienes un poco alta, deberías empezar a cuidarte y además tendrías que hacerte una revisión de la próstata....

.-Próstata? Dijo algo asustado....,Mira, el hacer ejercicio, dieta, abandonar hábitos insanos, y algún que otro sacrificio vale, pero el que vulneren mi intimidad en forma de dedo corazón envuelto en un guante de goma....., eso sí que no. Por ahí ni el bigote de una gamba, contestó.

El médico se rió soltando un par de carcajadas y dijo:

.-No te preocupes, ahora con los nuevos métodos de diganóstico no es necesario introducir objetos extraños por ningún lado.

Algo más tranquilo, pero con la mosca detrás de la oreja salió de la consulta con la cita para un examen prostático para Diciembre y con el propósito de que si cuando llegara el momento viese a alguien en  enfundándose unos guantes de látex embadurnados de lubricante saldría de allí corriendo.

En estos profundos pensamientos estaba cuando se dio cuenta que tenía que empezar a equiparse para salir si quería llegar a la cita con sus amigos antes de que llegase ninguno de ellos. Cuanta razón tenía mi madre, pensó.

En la tarde del día anterior se había preocupado de dejar preparado todo lo necesario en otro cuarto para no tener que molestar a su mujer entrando a por algo que se le hubiese podido olvidar.

Planificó todo el equipamiento por el orden en que se lo iba a poner, así que comenzó con la ropa interior y poco a poco fue añadiendo todo lo que necesitaba.

La lista era larga y cuando tuvo todo preparado lo repasó al menos tres veces y pensó que para ir en moto, al contrario de lo que puedan pensar muchos, el equipo básico es muy extenso.

Repasó por última vez el equipo antes de acostarse a las 02:30 h. de la madrugada, y aunque el vapor etílico de los tres whyskies que había tomado no le dejaban pensar con claridad, fue señalando prenda por prenda con el dedo manteniendo una sonrisita burlona y los ojos extrañamente brillantes y algo entornados mientras pronunciaba el nombre de cada prenda señalada.

.-Calzoncillos,
.-Calcetínes gruesos palfrío...
.-Camiseta térmica...ji, ji...
.-Camiseta de el lobo......aauuuuuuuuuuuu...!!
.-Pantalón de cordura con tirantes...je,je,
.-Chaqueta de Cordura sin tirantes...ju,ju.
.-Faja palosriñones y palabarriga,,,ja,ja,
.-Pañuelito rojo palcuello...
.-Botassssssss.
.-Ggguantesss..
.-Casssco.

Todo en orden, pero se acordó de que no había repasado la lista del resto de accesorios que son imprescindibles y básicos. Se dispuso a repasarlos y a nombrarlos para que no se le olvidase nada esta vez.

Por no sé que extrañas circunstancias esta vez empezó la lista por la cámara de fotos y siguió enumerando mentalmente lo que debía llevar por que pronunciarlo le iba a costar un poco:

.-Móvil
.-Llaves de la moto, de casa y del garaje
.-Mando del garaje.
.-Cartera con la documentación y la Visa.
.-Dinero en metálico.
.-Una copia de las llaves de la moto por si las pierdo.
.-Gafas de sol.
.-Sotocasco palfrío.
.-Sotoguantes porsiaca....
.-El banderín del Komando Centro.
.-Una llave allen de 10 y una llave fija de 13

Al final se quedó conforme con los preparativos y se fue a dormir plácidamente, cosa que consiguió enseguida al ser arrullado muy agradablemente por tres vasos de Jack Daniel´s que bailaban alrededor de su cabeza.


CONTINUARÁ


Saludos


Última edición por SIMULATION el 01 Nov 2011 12:23; editado 1 vez 




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Parece que estábamos allí, hacía mucho tiempo que no disfrutábamos de tus relatos.
  

          
  




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http://decodecomunicacion.com
Hay es de haber, ahí de lugar, ay de exclamación y ahy no existe. Haya es de haber, halla de encontrar cosas, allá es de lugar y haiga es un coche muy grande y lujoso. Haber es un verbo. Si quieres quedar con alguien es: a ver si nos vemos. Botar es saltar y votar, tu derecho. Valla es un cerco. Vaya es de ir.

                         juanma eres un crac numero 1 en narraciones y crónicas                                  ole ole y ole
  

Otra crónica GENIAL.              

 SALUDos
  




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ya  te  vale  maestro...ja ja ja   en  esta  parte:
Cíto:
Inmediatamente un alivio tremendo comenzó a invadirle mientras escuchaba el sonido del cálido chorro chocando contra el agua del fondo. La sensación era tan placentera que irremediablemente cerró los ojos a la par que con la mano libre rascaba sus nalgas para disfrutar más aún del momento;

Te  faltaría  colocar      .... ( y  tirarme  un  pedito )    lo  habrias  bordado...... ja ja ja


Sigue, sigue...please.
  




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¡ Qué prosodia !
  




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Sapere aude ...

carcar Escribió: [Ver Mensaje]

ya  te  vale  maestro...ja ja ja   en  esta  parte:
Cíto:
Inmediatamente un alivio tremendo comenzó a invadirle mientras escuchaba el sonido del cálido chorro chocando contra el agua del fondo. La sensación era tan placentera que irremediablemente cerró los ojos a la par que con la mano libre rascaba sus nalgas para disfrutar más aún del momento;

Te  faltaría  colocar      .... ( y  tirarme  un  pedito )    lo  habrias  bordado...... ja ja ja


Sigue, sigue...please.

ja,ja,ja, como eres Carlos....

Ten en cuenta que la narración es en tercera persona y cualquier parecido a mí es mera coincidencia...ja,ja,ja.


Saludos
  




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Continúa la crónica.



Comenzaba a despuntar el alba cuando el viejo motero ya se había equipado con la ropa adecuada y pertrechado con los accesorios necesarios para emprender otra de las innumerables rutas que había hecho con sus colegas de aventuras motorizadas.

Esta vez se ajustó más fuerte la faja, la ocasión merecía el sufrimiento. Cuatro estupendas y jóvenes damas moteras les acompañarían en esta salida y quería dar una buena imagen intentando ocultar de alguna forma el amplio perímetro abdominal fruto de tantas y buenas comidas.

Un último vistazo al espejo antes de salir de su casa le sirvió para darse cuenta de que la imagen que quería presentar estaba muy lejos de su ideal de rudo y apuesto motero.

Aunque tenía 50 años más o menos bien llevados las huellas de la madurez se reflejaban profundamente en su rostro. Las ojeras producidas la noche anterior unidas a lo escaso de su pelo, su perilla canosa, y la papada colgante le devolvieron a la cruda realidad y con resignación, en un movimiento casi automático, se aflojó un poco la faja que le oprimía demasiado su redondo abdomen.

Un rápido vistazo al reloj y salió de su casa cerrando la puerta tras de sí con algo de remordimiento de conciencia por dejar a su mujer y a su hijo mientras él iba a disfrutar de un magnífico día.

Bajó rápidamente los escalones que desde el cuarto piso sin ascensor le llevaban a una estrecha calle de Carabanchel Bajo repleta de coches estacionados, alguna farola fundida y un par de borrachos que regresaban a sus casas cantando y abrazados.

Al abrir la puerta del portal notó en la cara el aire fresco de la mañana que despuntaba, miró al cielo y observó que estaba despejado. La temperatura no era demasiado fría, o al menos él no la notaba bajo esas capas de cordura que le aislaban del exterior.

Mientras caminaba calle abajo, con el casco en una mano y el banderín de club en la otra, en dirección al garaje donde guarda su moto iba pensando de nuevo en la ruta y en la magnífica gente con la que se encontraría en breve para disfrutar todos juntos de lo que prometía ser un bonito día recorriendo kilómetros a lomos de sus motos.

Abrió la puerta del garaje, pulsó el interruptor de alumbrado y tras unos instantes de leve parpadeo la luz fría y blanca de los fluorescentes inundan el espacio repleto de coches y algunas motos.

Baja la rampa y mira un instante hacia atrás por precaución. Últimamente los cacos de este barrio aprovechan para colarse en los garajes mientras se está cerrando la puerta al entrar o salir personas o vehículos.

Gira a la izquierda y se encuentra prácticamente de bruces con su moto, una cruiser de tamaño medio, negra y con los cromados relucientes recién pulidos del día anterior que después de dos años de vida luce con orgullo la cifra de 31.000 Kms en su marcador.

Eligió esta moto después de probar otras muchas, por su comodidad, prestaciones, condiciones ruteras y estética, que sin llegar a ser una “custom” pura tiene un aire retro que le resulta muy atractivo sin renunciar a las modernas y actuales mecánicas de su motor de inyección, suspensiones regulables, y otras lindezas electrónicas que como perro viejo curtido en la época de los motores de dos tiempos no entiende muy bien.

Después de pasarle la mano suavemente acariciando el asiento como dándole los buenos días cuelga del manillar la correa de su casco y deja el banderín sobre el asiento trasero disponiéndose, como es costumbre en él, a hacer una ligera revisión antes de salir de ruta.


CONTINUARÁ

Saludos
  




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Lo bueno de madrugar es que puedes leer la crónica cuando la tinta todavía no se ha secado.
  

Estupenda crónica,,          
  




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Por algo te llamamos " MAESTRO". Sin duda tu narrativa cautiva e invita a continuar leyendo tus relatos tan entretenidos y divertidos. Por favor sigue que la cosa promete y hay mono de saber como discurre la historia.

Saludos.
  

Continúa la crónica.



Con cierta dificultad para doblar el lomo se agacha para comprobar el nivel de aceite a través del visor lateral que tiene el cárter izquierdo, luego comprueba mediante unas pataditas la presión de los neumáticos, parecen correctas y aunque el sistema de pataditas no es muy fiable le da cierta orientación.

.-En la gasolinera se las revisaré adecuadamente, se dice.

Prosigue con un vistazo al visor del líquido refrigerante, líquido de frenos y...

.-Mecagüen.....!! Se oye la voz del motero. El temporizador del alumbrado del garaje ha hecho perfectamente su trabajo y la luz se apaga metódica y precisamente cada dos minutos exactos.

Medio a tientas entre la negra oscuridad se dirige al interruptor que tiene a unos 10 m. cuyo pilotito naranja delata su posición y lo pulsa. La luz lo inunda todo de nuevo.

Termina de revisar el nivel del refrigerante y frenos, pone el contacto y espera a que las agujas de los indicadores hagan su recorrido de chequeo antes de arrancar. Apretando la maneta del embrague engrana punto muerto asegurándose que la luz verde del cuadro que indica la posición “N” está encendida pulsa suavemente el botón de arranque y la máquina comienza a ronronear como una tigresa en celo. Primero un poco revolucionada y según va cogiendo temperatura van descendiendo suavemente las revoluciones hasta situarse en las 900-1.000 r.p.m.

Enciende las luces de la moto y......

Mecagüen.....!! Se vuelve a oir la voz del motero. Otra vez se apagó la luz del garaje.

Esta vez no le molestó tanto. Con las luces encendidas de la moto ve más que suficiente y no se molesta en ir de nuevo en busca del pilotito naranja del interruptor.

Comprueba el alumbrado de posición, luz de cruce, larga, freno e intermitentes.

.-Todo correcto, dice.

Mientras el motor adquiere temperatura se dispone a instalar el banderín del club y no tiene más remedio que volver a encender la luz del garaje si quiere tener garantías de instalarlo bien y no perderlo en alguna curva o bache de alguna carretera remota.

A la carrera, y con la destreza de Billy el Niño desenfundando su revólver, saca del bolsillo izquierdo de su chaqueta de cordura una llave allen de 10 y con rapidez saca el tornillo que sujeta el pequeño asiento trasero al chasis a través del guardabarros.

Introduce en esa rosca la varilla de la que pende el banderín y rápidamente la gira hacia la derecha hasta que hace tope, luego con una tuerca la fija con seguridad poniendo una contratuerca para que no se mueva utilizando la llave fija de 13 que saca del bolsillo a la velocidad con la que Clint Eastwood desenfunda su arma en la escena del duelo en el film western "Por un puñado de dólares".

Cuando está contemplando que tal queda se vuelve a apagar la luz, pero hoy ha batido un record y lo ha montado antes de que eso ocurriera.

.-Jodeos malditos fluorescentes, esta vez os he vencido, dijo. He sido más rápido, pensó mientras enfundaba de nuevo sus armas en forma de diminutas herramientas en un bolsillo de su cazadora.

Ajustándose el casco y enfundándose los gruesos guantes de piel de invierno sube a la máquina por su lado izquierdo, repliega la pata de cabra, da dos suaves acelerones, engrana la primera velocidad y arranca hacia la rampa de salida mientras pulsa un instante el botón de ráfagas al que lleva conectado el mando de apertura de la puerta del garaje.

Los primeros rugidos de la bestia le suenan música celestial mientras asciende la rampa observando como se abre el inmenso portón del garaje tras el cual se abre un mundo de libertad dispuesto a ser explorado.


Al salir a la calle observa mediante un rápido vistazo que el térmómetro ha descendido bruscamente de los 13º que marcaba en el garaje a los 8º que marcaba ahora.

Enfundado en varias capas de ropa térmica y cordura que le aísla del fresco matutino apenas si nota nota el cambio, excepto el relentillo que le penetra por la parte inferior del casco y que instintivamente le hace inclinar un poco la cabeza hacia abajo para minimizar esa desagradable entrada de aire frío.

Deslizándose como un fantasma por las calles desiertas recorre la escasa distancia que le separa de la gasolinera. En cada semáforo que se detiene mira el reloj de la moto.

.-Las ocho y siete, llegaré el primero y me dará tiempo a tomarme un café mientras espero al resto;- se dijo recordando una frase que su madre le decía en muchas ocasiones, "no seas cagaprisas, hijo".


CONTINUARA

Saludos
  




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